viernes, 15 de mayo de 2015

" EXPRESO 950 "



Mi querido amigo: bienvenido al Expreso 950. Lo estoy esperando ansiosamente. Duerma bien, esta noche. Mañana a las 11h llegará a su destino; ya tiene un lugar reservado. En el departamento de coche cama lo estará esperando. Espero que su viaje transcurra  sin tropiezos, y que disfrute de su estancia en el tren.
La noche era fría, típica de las nobles tierras Aragonesas. Mi nuevo ayudante no parecía sufrir los rigores del gélido clima era foráneo del lugar también portaba en su bolsa un delicioso licor regional hecho de ciruelas..
Pero yo no tomé nada, aunque era agradable saber que había una provisión de licor.
La locomotora 334-043 estaba en disposición, subí los puntos de la calefacción en cabina, mientras esperábamos en vía desviada  la llegada del 950 procedente de Irún.
La lámpara de la 252-035 relejaba sobre la vía principal en breve aparecía sigilosamente la locomotora con la composición, para los viajeros terminaba la sutil tracción Eeléctrica, para pasar a la vibrante y sonora tracción Diesel. 
Acoplada la locomotora y las respectivas pruebas de continuidad, frenado, señalización, dí por dispuesto el tren. La multitud alrededor de las puertas de los vagones que ya había crecido a un número considerable, casi todos hacían el signo de la cruz y dirigieron dos dedos hacia mí. Con alguna dificultad conseguí que mi ayudante me dijera qué significaba todo aquello; al principio no quería responderme pero me explicó que era el encanto o hechizo contra el mal de ojo.
Debo admitir que no me causaron ninguna alegría, pero todo los pasajeros parecían tan bondadosos, tan compasivos y tan simpáticos que no pude evitar sentirme emocionado.
Señal de salida abierta, vía libre, lampara del factor de circulación en verde, atronador rugido de caballos de potencia, y un prolongado pitido iniciando la orden de marche el tren.
Pronto perdí de vista la estación y de la memoria los fantasmales temores en la belleza de la escena que atravesamos. El trayecto era áspero, por vía única en sistema de bloqueo telefónico, pero parecía que volábamos con prisa excitante.

 

Al cabo de un rato del recorrido, encuentro la señal avanzada en anuncio de precaución, y la señal de entrada de la estación en anuncio de parada, nos desviaban y detenían en una estación no prevista en el itinerario.
La circunstancia era, el cruce de un mercante que circulaba con retraso en su itinerario, apartados en una estación de puerto de montaña, solitaria, sólo habitada por el factor de circulación.
Una vez estacionados, encendí la luz de cabina y miré mi reloj; faltaban pocos minutos para la medianoche. Esto me dio una especie de sobresalto, pues supongo que la superstición general acerca de la medianoche había aumentado debido a mis anteriores experiencias. Me quedé aguardando el cruce con una enfermiza sensación de ansiedad.
Entonces un perro comenzó a aullar en alguna casa campesina más adelante de la estación. Dejó escapar un largo, lúgubre aullido, como si tuviese miedo. Su llamado fue recogido por otro perro y por otro y otro, hasta que, nacido como el viento que ahora pasaba suavemente a través del desfiladero, comenzó un aterrador concierto de aullidos que parecían llegar de todos los puntos del campo, desde tan lejos como la imaginación alcanzase a captar a través de las tinieblas de la noche.
En la lejana distancia, desde las montañas que estaban a cada lado de nosotros, llegó un aullido mucho más fuerte y agudo, el aullido de los lobos, que comenzaron a aullar como si la luz de la locomotora y del tren produjera un efecto peculiar en ellos.
 
A pesar de encontrarnos protegidos, podíamos escuchar que el viento se levantaba, pues gemía y silbaba a través de las ventanillas, y las ramas de los árboles chocaban entre si. Hacia cada vez más frío y una fina nieve comenzo a caer, de tal manera que al momento alrededor de nosotros todo estaba cubierto por un manto blanco. El aguzado viento todavía llevaba los aullidos de los perros, aunque éstos fueran decreciendo, en cambio se acercaba más el aullido de los lobos.
Repentinamente, lejos, divisé el débil resplandor del mercante, el factor lo vio al mismo tiempo, se apresuro en  abrir la señal de entrada para no demorar el cruce del mercante que despareció nuevamente en la oscuridad, echando una humareda por encima de aquel mundo puro, y además bello. Oír el sonido antes de que el suelo se moviera: el chirrido del metal que se abre.
Sin embargo mi ayudante no parecía tener ningún temor, continuamente volvía la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha, y sin mediar palabra entre ambos reanudamos nuestro viaje. 
     Puede usted ir a donde quiera, excepto donde las puertas están cerradas con llave, donde por supuesto usted no querrá ir. Hay razón para que todas las cosas sean como son, y si usted viera con mis ojos y supiera con mi conocimiento, posiblemente entendería mejor. 
     Necesitará, después de su viaje, refrescarse un poco, y arreglar sus cosas, hasta la vista amigo Espero verlo a usted con frecuencia...

     " Las orejas apelmazadas, la negra frente apuntando a las estrellas,como los lobos son y no son todo arte."
     " Hocico tembloroso, un hábito difícil de romper como no hay. También tú puedes ser un lobo; Pero, si alguna vez deseas convertirte en uno, cuidado con la auténtica carne."
     " Te derribará, y romperá tus trágicos colores como un fantasma rompe el mármol; tus heridas cicatrizarán tan deprisa que el agua tendrá celos."