En mi reciente onomástica te extrañe, no soy ese a quien diste la vida con la mirada alegre y las pupilas empañadas.
No es la noche ciega que te engaña, ni el reflejo de luz que no me llega, es que a veces me estrello con la vida y no me encuentro, me despisto con el cielo y no te busco.
Es que a veces la soledad me consume hasta dejarme sin alma, sin recuerdos, sin mi.
Me he guardado tus recuerdos como guardo las desdichas, tropezando con los lazos que deshice y las memorias que no olvido, no me veo en el espejo por mucho que me mire, no soy ese que sonríe.
Mañana cuando salga el sol; saldré a dar una vuelta por ésa nostálgica estación y recogeré las huellas que pisaste alguna vez.
Seguiré mi curso como si fuese fácil, volveré a reír como lo hacía antes dejaré el recuerdo olvidado en un anden, pasara el tiempo como si fuera ayer.
Abrazarte en el silencio eterno, retorno sombrío.
Marzo estrellado, en tu nombre he dejado el dolor de tu recuerdo; apagado y sin días.
Marzo ventoso y lluvioso. Me embriago, me duermo, y suspiro.
Marzo de cielos sinceros.
Es Marzo y hay un poco de licor en mi palabra.
Habiéndose convertido en letras de vapor y incienso.