sábado, 27 de agosto de 2016

" LLAMARLO SUEÑO"

En el sótano de Dios

En una esquina brillando en la luz que se iba,una luz acurrucada, en una habitación desolada, pavimentada de grietas, y pared encalada.

Helada luz dentro de la pupila roja, como la pupila roja del ojo de las tinieblas, la brasa se dilato, giro como una rueda de fuegos artificiales.

Abajo en la oscuridad, oscuridad que honró daba el corazón de la oscuridad, oscuridad indomable.
A cada paso perdía la envoltura del Ser,  y disminuía bajando por el embudo de la noche.

(la voz seguía azotando la nada que fue, negando el olvido)
Y la nada gimotean al verse desolada en la noche.
Y hubiera querido esconderse otra vez.
En el sótano hay una perla.

Y era más brillante que el relámpago más delicado, porque la oscuridad había recogido su resplandor para aquella joya.

Unos dedos bruscos y voluntariosos le tendió las manos, nadando sin moverse en el movimiento de su luz.
No era fría la brasa. Ni abrasadora, sino como si tales las caricias de la eternidad se fundieron y prolongaron en un instante.

(golpeó aquella voz terrible en la altura, calló el martillo predominante)

El horror y la noche se desvanecieron.
Una estrella claveteada del dolor de la conciencia exploto en su interior.

Por primera vez se dio cuenta del aire frío de su pierna desnuda y, de un vago palpitar de su tobillo.
Entonces no era un sueño.
¿Qué había hecho? La luz. No había luz en las ventanas, de arriba....
La pelea. El látigo, el sótano. Leo, las cuentas del rosario...

Luchar por conseguir preeminencia en el cerebro, esperar que la realidad retirase el conocimiento.
¡Una pesadilla!
La liberación estaba en pensar...

Y ahora una astilla... un paso, una escala, un fragmento.
Una mota. Una punta de alfiler. Y ahora la simiente de nada, y en nebulosa nada, y nada.

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