“... ¡Y no se habla de otra cosa quede su ciencia!
¿Quieres que vaya a buscarla?
Entonces
levantó la cabeza, y con un topo de voz muy triste, contesto:
¡Y si me ves en este estado de
mudanza, es porque hasta el presente me imaginé que todas las mujeres se te
parecían
! ¡Y sólo ayer hube de darme cuenta de que no había tal cosa!
¡Y su sola vista me reveló la existencia de la belleza!
¡Y ya
no estoy para nada!
¡Y por eso no tendré reposo ni podré volver en mí mientras
no la obtenga ¡
¿ Crees que vas a encontrar quien
se encargue de hacer esa petición?
¿ Y en quién
voy a tener más confianza que en ti?
¡Y me azora mucho eso!
Reflexiona un instante con moderación!
¡Bien sé que está llena
de benevolencia y que jamás despide a ningún súbdito suyo sin hacerle la justicia
que necesita! ¡También sé que es generosa con exceso y que nunca rehusa nada a
quien ha merecido sus favores con alguna acción brillante, algún hecho de bravura
o algun servicio grande o pequeño!
¿ Puedes decirme en qué has sobresalido
tú hasta el presente.
Y además
¿Dónde están los regalos que, como solicitante de
gracias, tienes que ofrecer ?
! Porque has
de saber que esas frutas de todos colores que me traje del jardín
subterráneo y que creía eran sencilla mente bolas de vidrio sin valor ninguno,
y buenas, a lo más, para, que jugasen los niños, son pedrerías inestimable
como no las posee ninguna pricesa en la tierra.
¡Y vas a juzgar por ti misma, a
pesar de tu poca experiencia en estas cosas!
Y hasta se vio precisada, al cabo de un
momento, a cerrar los ojos.
¡Bien veo al presente que
agradara el regalo, sin duda!
¡Pero la dificultad no es esa, sino que
está, en el, paso que voy a dar; porque me parece que no podré resistir la
majestad de la presencia, y que me quedaré inmóvil, con la lengua turbada, y hasta quizá
me desvanezca de emoción y de confusión!
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